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viernes, 24 de junio de 2016

LA LEYENDA DEL BORRICO CALERO: CAPITULO I ANTECEDENTES (MODIFICADA)


LA LEYENDA DEL BORRICO CALERO

Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.
Homero (VIII AC-VIII AC) 




CAPITULO I ANTECEDENTES





Sinforítico: 
    Composición musical concebida para ser interpretada por una orquesta y un borrico.
    Pero no un borrico cualquiera, porque aunque todos son similares, tienen diferencias que los hacen singulares. 
    
    Veamos:
    
    Debe ser un borrico calero, borrico de cal, si, de esos que transportaban en sus serones las piedras de cal viva "rezulientes ". Como aquellos que eran tirados de la soga por un arriero que pregonando por los pueblos "¡Ca blanca pa encalá ¡" contribuían al centelleo de las fachadas 
    
    Ese borrico, mejor este borrico, porque le voy a poner nombre, y perdónenme si alguno se llama como mi protagonista, a partir de ahora será conocido por Frandolfo. 
    
    ¿Y qué esperaban? Lo acabo de inventar, no querrán que una parte de mis lectores (que ya son pocos) se sientan identificados y ofendidos por la comparanza.
    


* * *



    Lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno.
Juan Ramón Jiménez
    
    Frandolfo es grande , peludo, aspero , menos en su lomo ; tan duro por fuera, que se diría todo de hormigón , que es todo sebo. Sólo las niñas de sus ojos reblandecen y se desorbitan con su rebuzno.
    
    Por el día cuando Belarmino lo deja suelto, se va junto al resto de la reata , y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las borricas ansiosas , que le aguardan... Le llama dulcemente: !Frandolfo ¡ y se aleja cada vez más persiguiendolas con un trotecillo alegre que parece que se le desvía toda atención por este mundo.
    
    Por la noche en cambio la actitud del borrico es más bien otra, atento siempre a las ordenes de su amo.
    
    Frandolfo tan solo laboraba en este digno oficio al llegar la primavera por ser más rentable, entre Semana Santa y el Corpus Christi, cuando las mujeres del lugar se esmeraban en dejar sus fachadas de un blanco cegador; el resto del año también lo hacía pero a tiempo parcial como aguador, carbonero o herbero, ocupaciones que le dejan mucho tiempo ocioso.
    
    El proceso siempre fue el mismo, Belarmino atacaba el horno por "el carminal" con jara del monte que previamente había ido acumulando; luego lo armaba, primero con las piedras más gruesas "las armaeras" y finalizando con los cantos más pequeños " los gordos". Hasta doce horas de trabajo agotador ocupaban a Belarmino y a su asno.
    
    En la lejanía se observaban pequeños puntos luminiscentes iguales a los de Belarmino que daban señal, a cualquier viajero, de la proximidad de este pequeño pueblo minero. Cada arriero, en sus pequeños dominios estaba solo, pero notaba la compañía del reflejo más próximo. Belarmino en cambio no, apenas tenía la sensación de soledad con la presencia de Frandolfo.
    
    
    
    Fruto de su nomadismo, nuestra acémila gustaba de oír más que de escuchar , probablemente también por causa de su poco arraigo a los lugares por donde pasaba, aunque " el pensaba " que por tratar con todo tipo de gentes, el Dios de los garañones le había concedió el don del cante , que no pasaba por ser más que un agudo y estridente rebuzno ; así era entendido por los demás, pero ya sabéis el dicho español:
    
    "No hay burro que, por muy burro que sea, burro se crea"
    
    Mas pollino tan avanzado nunca podía estar solo y en los ratos en los que no cargaba genero, los más, se reunía con aquellos que le consideraban el gurú de los jumentos.
    
    Y todos al unísono, con las orejas turgentes acompañaron en sus rebuznos a Frandolfo en una composición musical digna de una recua como aquella, y al igual que el gitano que saca de sus entrañas los compases de una bulería, Frandolfo interpretaba como nadie un sinforítico que decía así, o al menos lo que este modesto escritor logró entender y os hace llegar ahora :
    
    A la jerelimbre de un jalifeño 
    coloqué mi talagerso un buen día
    recibiendo tan solo un polureño
    que no era lo que yo merecía
    
    Coro:
    ¡ Yo no merecía! ¡ yo no merecía !

    Preguntando a los supremos feriones
    por tan elevada y vil ficería
    me contestaron los muy cabrones:
    haber crifado tu bel con Daría

    Coro:
    Crifaté a Daría, crifaté a Daría
    
    
    y , entonces ¿qué puedo hacer ahora?
    me dices a mi, triste carería
    Pues haber dorado la gran sodora
    en vez de romperte la tranquería
    
    Coro:
    ¡Qué pena, que penaaa de tranquería!
    
    Ay! Dios de los garañones félidos
    Ay! Virgen de los onagros silutos
    perdona a este Frandolfo sigérido
    que nació no más que para ser bruto
    
    Coro:
    ¡Bruto! ¡bruto!
    
    Entre los suyos, todo eran felicitaciones, interpretaba el sinforítico como nadie, !qué entonación ¡ . Esto provocaba el que no hubiera borrica en el entorno que no lo deseara.
    
    Este sentimiento ingobernable ,más que por su Bel Canto era ocasionado por la confluencia de varios factores :
    
    El físico pseudo-albino, provocado por la cal que transportaba, más el don que por naturaleza había tenido su dios en concederle en exceso ( aquí lo doy por explicado) y el tonillo particular que imprimía a sus sinforíticos hacían fluir entre sus seguidoras una gran pasión y desenfreno .
    Ustedes saben, y si no , lo explico ,que no todo el mundo tiene a bien conocer la fisiología de los burros caleros, que esta insigne raza se caracteriza por tener las cuerdas vocales un tanto retraídas , esto hace que en el esfuerzo del acto de "cantar", la sangre se viera impulsada hacia el atributo que nuestro protagonista ,reitero, por naturaleza, tenía y tiene en demasía más desarrollado, provocando entre las hembras un delirio incontrolado , y que en el entendimiento de Frandolfo suscitaba una sequía temporal en las neuronas por donde no pasaba fluido carmesí alguno.
    
    De entre todos los componentes de su reata era el preferido. 
    
    De pollino, tío Benancio lo descartó por lo estridente de sus rebuznos y estuvo a un tris de venderlo para hacer pienso con sus tiernos huesos. Pero inesperadamente fue rescatado de "las hogueras del infierno". Total los cuatro reales que costó y la sordera que Benancio acarreaba desde chico, dieron pie a tomar la decisión más importante y productiva de su vida
    
    
    
    
    
   

* * *


Mientras introducía con suavidad la aguja por entre la botonadura de la bragueta del calzón de lana áspera de su Mariano, Virginia rememoraba en su ardiente mente los estallidos de aquel lujurioso miembro intentando abrirse paso sin control. Su semblante expresaba la sensación del recuerdo que deja huella y buen regusto.
    
    Al mismo tiempo, no olvidaba experiencias similares vividas con otros muchachos a lo largo de estas ultimas primaveras, cuando empezó a ayudar a su padre en la venta por los pueblos más próximos.
    
    ¡ Lastima! nunca llegaron a cuajar.
    
    Había cogido cariño a Frandolfo, presente siempre en sus más exitosas "conquistas", aunque efímeras.
    
    
    


* * *


Clara la mujer de Belarmino estaba acostumbrada a yacer sola en el jergón, tantas noches como su rendido esposo tenía que subir al "sacaízo".
    
    Virginia! . Acercarme el puchero de papas que vamos a cenar, gritaba Clara desde el fondo de la cocina.
    - Voy madre, cuando acabe de zurcir los calzones del Mariano.
    
    La madre al oír la contestación de la niña, giró la cabeza vertiginosamente.
    
    -Que digo yo, que "pa" que "ties" tu que zurcir los calzones de "naide".
    
    -Madre el Mariano no es "naide", es mi Mariano, y ya le conté madre quien era.
    
    -"Pos" eso te digo, ya han "pasao" por esta casa muchos Marianos, y ya es causalidad que a "tos" los tengas que zurcir los calzones.
    
    -Madre no sea "ansi","pos" que los "tien" desgastaos, y tampoco han "sio" tantos
    
    -Dios mio!. Algún día nos traes un bombo como si lo viera, y a tu padre le da un "perrende" cuando se entere
    
    - ! Qué Le va a dar, le va a dar¡, si solo se interesa por la cal y salir al reparto con el Frandolfo,. le respondió Virginia ya enfadada.
    
    -Tu lo que "ties" es envidia porque se lleva al borrico siempre con él.
    
    -"Pos" si Madre, tiene muchos borricos y siempre se lleva el mismo, no es justo.
    
    -No se que cojones te pasa, tu si que eres siempre la que te lo quieres llevar, total, para ir a donde "mea marica"
    
    - "Pos" si madre, yo, que quiero preservar mi cuerpo como mi nombre hasta el casorio, prefiero subirme a Frandolfo porque es más suave en el lomo , cuando lo monto, aún yendo por parajes empedrados mi "flor" no sufre y así puedo guardar mi tesoro para el hombre que se lo merezca....dijo recalcando cada una de sus palabras.
    -Que ahora se llama Mariano contestó resolutiva la madre
    
    -Eso....
    
    Y así transcurrían sus vidas, en la mina, en el calor del hogar, de pueblo en pueblo , de fachada en fachada , de sinforítico en sinforítico , el acumulo de aventuras, acrecentando con el paso del tiempo fraguó :
    
    LA LEYENDA DEL BORRICO CALERO 
    
    Que intentaré poderos contar

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1 comentario:

Blogger dijo...
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