Como si Mark Twain lo hubiera pensado,
respiramos por el río en sus orillas.
Cabañas entre árboles, maravillas
de libertad del paisaje soñado.
Feliz sin perspectiva de amenaza
que acecha a parejas en descampado;
que roba peras saltando el vallado,
que juega al fútbol por entre la plaza.
Sin pagar en autobús, sigilosos;
la voz engolada en cine de adultos;
los besos robados, vertiginosos;
los castigos paternos, los indultos
celebrados sin posterior enmienda.
No quise salir de tan liada senda
©Giliblogheces
©Giliblogheces
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