Sincoyardo despacio un pajificio,
justiome enardecida yaculencia,
faluciendo a la vez parlusorciencia,
que era causa de mi solitecnicio.
Otra vez, llegódome el concupicio,
que enardecia mi vil solidescencia,
brañandome ardiente faloculencia,
de tamaño enorme de quien propicio.
Tanto daño hízome el tronsoquiterno,
que empezó a llorar el ojosotrasto,
regimiendo feliz el clitoperno.
No es cosa sumutíl, malvado ocastro,
que galiciendo en bondadoso jerno,
hayas caído en tan penoso fastro.
©Giliblogheces
©Giliblogheces
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