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sábado, 18 de febrero de 2017

ODA AL PEPINO



 Tallo postrado, rastrero,
ramificado, hirsuto.
Deseado oblongo fruto
que sazona el cocinero.
Refrescante y placentero
al paladar más profano;
fresco, suculento y sano
 que untado de sal y aceite
origina un gran deleite
sea o no vegetariano.

Por el culo  un poco amarga,
delicioso por delante,
en ensalada brillante,
en vinagre  te abotarga
la percepción que te embarga
los sentidos del saber.
Pero si es para comer,
prefiero grande y hermoso
verde, recio, vigoroso
aumentando mi placer

Ya anhelaron tal amuleto
el David  de Miguel Ángel,
el monarca Pedro el Cruel,
 el Dorífero de Policleto,
pues similar mamotreto
por ventura   por desgracia,
por audacia o eficacia,
tenerlo cualquier desea,
aunque por pena una sea,
Victoria de Samotracia.

 Hábil, amante  aplicado,
que en manos de la zozobra,
con veloz sutil maniobra,
deja tu cuerpo entregado,
sensatamente colmado,
con suceso tembloroso,
del fruto voluminoso
que tapa tu ratonera
por la entrada o la trasera
final feliz y gozoso.

Puede ser algo indigesto
sobre todo por la noche.
¿Te suena como reproche?
Es evidente. ¡ Protesto!.
Grito, clamo, manifiesto
felonía tan miserable,
alevosía culpable
preferir una hortaliza.
Es cierto, resbaladiza
 y de tamaño... aceptable.


©Giliblogheces

Encuentran un pepino en una sala tras proyectarse '50 sombras más oscuras'



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