Para los adentros, el pensamiento
enciende la fuerza que nos motiva
¡ Bendita claridad transformativa
de una vida cargada de argumentos !
Y el corazón se nos une febril
despachurrandonos con fuerza el pecho;
¡ pobre necio!, creído con derecho
a mostrarse exultante y juvenil !
Implacable nos martiriza el miedo
venciendo a la sensatez razonada
del deseo, del quiero y del no puedo,
de la angustia que a la razón postrada
deja instalada en el oscuro miedo
a la voluntad triste y apagada
que se desparrama por el suelo.
©Giliblogheces
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