Como la puta mariposa de colores que clavada por un alfiler de brillantes no deja de ser la polilla efímera que engulle aquello que encuentra a su paso. Consciente de su belleza inmerecida, con capacidad de volar pero sujeta al papel secante que la inmoviliza de por vida. A la que todos juzgan sin conocer las razones de su quietud.
La saeta que ensarta y no mata, pero provoca
con su aguzada punta angustia.
Una figura inerme, decorativa y
envidiada.
¡Ay Dios mio si supieran!.
Un vulgar insecto que fue en algún
momento capullo.
©Giliblogheces
No hay comentarios:
Publicar un comentario