Contextomía:
...y corre despertando cavidades
detenidas, sustancias, cauces secos,
lo mismo que un torrente de mercurio,
y se disipa recorriendo el cuerpo.
Las afueras
Jaime Gil de Biedma
Pero, y ustedes, ¿seguro
que no imaginan sentados
en hueco, hechos figurados?
¿No han salido del apuro
retocando el inseguro
discurso de excelencia,
que reposa su sapiencia
en el trono pensador,
alumbrando la mejor
de sus mejores sentencias ?
...cuando tengo menester,
encantado se lo enseño.
Me examina con empeño,
esta acostumbrado a ver.
Y quiero a ciegas creer
en tan capaz experiencia.
Mucho le costó a la Ciencia
no marrar en el intento,
al procurar buen asiento
a tan vasta inteligencia.
Con sumisa cortesía
del que enseña su miseria
en callada actitud seria,
se hace eco en mi agonía.
Percibe mi porquería,
mis desahogos acalla,
interviene en mis batallas
sin tomar partido alguno,
aunque sea inoportuno
el horario, vil canalla.
Porque es ...
...ir a pensar a la huerta
entre flores, un encanto,
y limpiarse con un canto
entre compuertas abiertas.
Mas poner al campo puertas
confiere serio problema.
Asearse, era un dilema
después de haber cultivado.
El bruñido y restregado
hace al poniente poema.
Necesario es, ser discreto
en las artes musicales;
los hechos espirituales
mejor si están en secreto.
El que deja el ojo prieto
a vista de peregrino,
puede ofender al vecino
sin tener mala intención.
El cambio de posición,
no mejora el desatino.
En la urbe por el ventano;
en el pueblo, en el corral,
al vaciar el orinal
no existe uso menos sano
que oliscar lo del hermano.
Los ríos bizarros mayores
y los torrentes menores
en similares procesos,
se diferencian en peso
y son los dos turbadores.
.
Y tú usuario...
... Heliogábalo sentado
que en vasija amarillenta
calmas la baja tormenta
sobre flores aromado.
Metal noble mancillado
por el dios Thor pestilente.
Maleable o consistente
de lo abstracto a lo concreto
oculto por indiscreto
enfrentado a lo de enfrente.
Corazón haces de tripas,
encañonas al tazón
y en voluble precisión
cambias aires, participas.
Todas las dudas disipas
al granar el nuevo fruto;
abres corrupto tributo,
deshaces activos tóxicos
y subes apoteósico
el producto interior bruto.
Entronado aún leías
las leyendas y letreros
de los frascos mensajeros
de botellas de lejía,
índices de mercancías
con ofertas convincentes
que, entre el apretón urgente,
y el sofoco indecoroso,
empollabas, sudoroso,
el catálogo vigente.
Ahora surcas lecturas
en teléfonos vitrosos
donde dedos pegajosos
diluyen salpicaduras.
Cultivo de chaladuras
en fotos testimoniales
entre paliques banales,
postureos imposibles,
hipocresías vendibles,
y selfies escroto-anales.
¿Quién escribe...
...apresurado poema
en tus fibras?, rubricado
desigual, renglón creado
en distendido fin, flema
del poeta, sucio esquema
sobre débil paramento,
final del experimento
que en respiración feliz
firma su obra. La nariz
certifica el argumento.
Enroscado en un canuto,
colgado del azulejo,
con un sencillo manejo
al ojal casi impoluto
dejas, aún siendo hirsuto.
Y ese casi, es responsable
del borrón indeseable
que nos enseña humillante
lo de atrás y lo de alante
de la prenda reciclable.
Y al oírte pienso:
¡ Que resguardado eres... fluido,!
dentro de dique cerámico,
que lejos de ser estático,
y en tu paz interrumpido,
te derrumbas retorcido
liberado por cadena
sin alegría ni pena.
¡ Bendita contradicción !
Arrastras sin transición
lo que sobra de la cena
Torrente húmedo salpicas,
refrescas la carrillada
que descansando sentada
agradece. Purificas
y rápido clarificas
el barrizal consistente,
la cola de la serpiente,
el tronco de aserradero,
oprimido prisionero
liberado de repente.
¿Quién sale en tu ayuda ?
Remedo de limpiadora
de adoquinado arenoso
que en sucio fluido asqueroso
se zambulle luchadora.
De regalos, pescadora
en mar de pardo oleaje.
Sin lazada, ni embalaje,
que envía rápido el paquete,
sin factura ni billete,
sin sentido en el mensaje.
Son los confines marinos
destino de tu trabajo,
siempre rápido hacia abajo.
Los buenos plantados pinos
flotan hacia su destino,
fruto de grandes comidas,
de sentadas recurridas,
al abrigo de la loza.
Sudor que pinta la poza
en pincelada extendida.
Bates, certera batalla,
tu erizada pelambrera,
bordeas la nívea esfera,
jaspeada de metralla.
Un obús que si no estalla
queda travieso en el ruedo,
de un quiero, quiero y no puedo,
resta en la playa varado
y tu con sumo cuidado
desmenuzas el torpedo.
Quiebras también la cuartilla
donde la firma evidente
se escribe en letra candente
con sonrosada mejilla,
que da al final la puntilla
al proceso que sentado,
después de haber terminado
se introduce servidora
la varilla limpiadora
del tazón redondeado.
¿Y a mi vera?
Tu, caballo cabalgado
por cálidas entrepiernas
sin destino, entre cavernas
rebañas lo rebosado,
y despegas lo pegado.
Cara a pared azuleja
la montura se refleja
en el chorro calentito
que al apuntar da gustito,
y cocina la lenteja.
Refrescas la longaniza,
pones a cocer los huevos,
los chuchurríos y los nuevos.
Los aromas neutralizas,
das textura a la hortaliza,
y exquisitez al repollo.
Mas a la hermana del pollo,
dejas tersa y reluciente;
de revista, consistente
ruborizas al centollo.
Hacia el sur vas cabalgando,
dejas el chorro enfrentado
al ciego ojo abandonado
que disimula, sentando
los mofletes, ocultando
su realidad, tímidamente.
Con la vergüenza aparente
del marginado prestigio
que solo si entra en litigio
se nos muestra irreverente.
Solo asear instrumentos
no es suficiente aventura;
también, pones en postura
a la vista del momento
la variedad del asiento,
la calidad de la "echura ":
turbidez, envergadura,
dimensión convencional,
capacidad de caudal,
color y temperatura
Te veo lejana,
Suspendida en la pared,
esperas fiel la llegada
de su piel tibia y mojada
para abrazarla en tu red.
Te dejas a su merced
y al ascender por su frente
te entretienes de repente
en su nuca, y por su cuello
mimosa apartas cabellos
vaporosa, suavemente.
Y desciendes con cuidado
entre la curva del hombro;
te recorres sin asombro
su brazo ahora elevado.
Te cruzas al otro lado,
reincides en la rutina
equilibrada, divina;
con caricias, las caricias
de sus manos, las delicias
suaves, vaporosas, finas.
Y estrechas redondeado,
su pecho terso y sedoso,
acunándolo mimoso
lo recorres apretado
das rodeos descansados
de atemperada terneza.
Enalteces su belleza
de rosada juventud,
colmada de magnitud
y de extremada firmeza.
Te dejas hacia el otero,
penetras en su morada,
embelleces la fachada,
peregrinas con esmero,
siendo ya tu carcelero;
entre sus piernas sujeta,
monte de dicha completa,
entras y sales bañada
de humedad, desconcertada
en complicidad discreta.
Colgada sobre la barra
esperas fiel su llegada...
...mas eres arrebatada
por la mano que te agarra
que te estruja entre sus garras
con la refriega violenta;,
por entre masa grasienta
rezumas ya sudorosa,
te abandona pegajosa
arrugada y desatenta.
Puestos a desear sueños
elegimos los mejores.
Oníricos turbadores
de los que somos sus dueños.
Los mezclamos con empeño
en engaño complaciente
que perturba nuestra mente
en irrealidad palpable
que se vuelve miserable
al despertar de repente
Fijando la vista,
en agreste dispersión
y genética variable,
en diáspora irremediable
os hallo sin solución.
¿Ser puede equivocación
que hija de pura gallina,
no tenga una pluma fina?
Y en su sitio una sortija,
enroscada lagartija,
por el éter se desprende,
se camufla como un duende
y en la loza se cobija.
En costura original
que nos unió a quien nos ama
se acumulan en la rama,
y afloran en ventanal
Y claro, como es normal,
el despeinado se asoma
volando como paloma;
mejor como negro grajo,
planean lento hacia abajo,
suave aterrizan su aroma.
Sin conformidad ni queja,
aferrados a sus raíces,
se talan de las narices,
y también de las orejas,
ya lloran los de las cejas,
para hombres los del bigote,
extraños los del cogote.
ya saltan los de la axila,
de piernas si te depilas,
e incluso los del gañote.
Y al llegar a su destino
el abolengo se olvida
y en fraternidad cosida
forman grande remolino.
Femenino o masculino
por largo horizonte viajan,
se relajan y se encajan,
planean y vuelan bajo;
del trasero o del carajo
todos unidos trabajan
Si es uno, forman argolla,
si varios un brazalete,
si muchos forman paquete
que se dilata y se enrolla.
Con el aire desarrollan
vida propia y argumento;
en constante movimiento,
por el suelo sanitario,
atascan el urinario
en torrente turbulento.
Y sentado...
...observo ahora
al custodio transparente
que almacena interiormente
herramientas salvadoras
de estética arregladora,
de conflictos temporales
irremediables. Mortales
deterioros imparables
del devenir miserable
de los años naturales.
Comprimidos salvadores
de estreñida continencia
descubiertos por la ciencia
en envases seductores.
Decidir entre colores
puede llevar a caminos
con desiguales destinos,
entre la fuente abundante
o el caño seco inquietante
del me cago o del me orino
El tubito de almorranas,
el de granos juveniles.
el cubre pliegues seniles,
el tinte para las canas,
las tijeras cirujanas,
las pinzas quita pelines
la barra de los carmines,
el jabón desinfectante,
el perfume refrescante,
de lavandas y jazmines.
Bello cuadro tan hermoso
por detrás de los cristales
de tan amplios ventanales
húmedos y vaporosos
imagino. Generoso
cuerpo que a pecar invita
limpio, belleza infinita
que si no fuera mentira
haría susurrar la lira
que a mi muerto resucita.
En cambio...
Sentada, no te imagino
aunque sea acto normal.
Mi amor por ti es tan carnal
que ¡ no lo quiera el destino!
resoplando el bombardino
no te sueño yo apretando.
Aunque disimules cantando,
¡ no te veo, no te veo !
pierdo ya todo el deseo
si te veo yo cagando.
- ¡ Qué haces ahí tanto rato !
- Estoy un poco estreñido
- Ni que te hubieras caído
por dentro del aparato
-no es para mi nada grato,
dejar intentos fallidos
-¡Llevas dos horas metido!
- Ahora estoy algo suelto
- Tu lo que estas es muy muerto
o por lo menos, podrido.
Hállome aquí tan extraño,
que se me alejan los miedos,
que se me duermen los dedos
al asentarme en el baño.
Sirven como al ermitaño
mis solilóquios profundos
que, entre apretón iracundo
y perfumes pestilentes
me desalojan la mente
escapandome del mundo.
©Giliblogheces
Y los poemas son
un modo que adoptamos
para que nos entiendan
y que nos entendamos.
Compañeros de viaje, 1959.
EL JUEGO DE HACER VERSOS
Jaime Gil de Biedma
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